Para introducir y mantener un producto en el mercado es necesario generar métricas adaptadas a un entorno cambiante donde todo evoluciona a gran velocidad.
Los gustos, las preferencias, lo que es percibido como bueno o malo, los stackholders, los prescriptores, los influencers, los chefs, la comunicación, y en definitiva, los hábitos y actitudes del consumidor final. Todo ello implica la necesidad de programar y anticiparse a las demandas y exigencias del consumidor.
El éxito sensorial es un motor clave tanto en el lanzamiento de nuevos productos como para mantener y asegurar que la calidad del producto está alineada con la calidad percibida por el consumidor final.
Entre las aplicaciones del análisis sensorial en el mercado se encuentran las siguientes:
- poner el foco en el consumidor como elemento tractor del cambio
- analizar los gustos del consumidor y los “porqués» sensoriales de que un producto guste o no guste
- generar activos y accionables para la toma de decisiones
- alinear decisiones interdepartamentales: marketing, i+d, calidad y producción
- crear productos de alto valor añadido percibido por el consumidor
- reducir riesgos antes de salir al mercado